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Aquella ratita presumida

 

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 ¿Los cuentos populares son alimentos para el alma del niño, estimulan su fantasía y cumplen una función terapéutica; primero, porque reflejan sus  experiencias, pensamientos y sentimientos; y, segundo, porque le ayudan a superar sus ataduras emocionales por medio de un lenguaje simbólico, haciendo  hincapié en todas las etapas  -periodos o fases-  por  las que atraviesa a lo  largo de su infancia.

 Cuando el niño lee o  escucha un cuento popular, pone en juego el poder de su fantasía y, en el mejor de los casos, logra reconocerse a sí mismo en el personaje central, en sus peripecias y en la solución de sus dificultades, en virtud de que el tema de los cuentos le permiten trabajar con los conflictos de su fuero interno.

 

 Por cierto,  ¿Alguien no conoce el cuento de la ratita presumida?

 

Nuestra ratita presumida nace de un encargo para una fiesta particular en una escuela. Nos pidieron si podríamos hacer el cuento de la ratita presumida ya que con los peques estaban trabajando este en concreto y les hacia ilusión y tal y cual … Y como además nos gustan los retos que nos hacen ponen las pilas y trabajar al 200%, y así fue, que en un tiempo casi record hicimos todo el trabajo construyendo escenografía y títeres, ensayos, sacrificando  en mas  de una  ocasión horas de sueño. El resultado valió la pena , la recompensa; esas miradas de los niños boquiabiertos, siguiendo como hipnotizados nuestro espectáculo.

 Si bien el cuento ya lo conocíamos sobradamente, siempre nos gusta "cocinarlo” a nuestra manera “echarle nuestra salsa” dar un giro a la historia y trasladarla al territorio de "l‘Invisible"  transformándolo en la medida de lo posible el algo genuino, al puro estilo marca de la casa. El resultado este maravilloso espectáculo de títeres familiar.

 

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